Uno de los temas que más nos preocupa a todos es el de la educación y por ende el del pensamiento. Educar el pensamiento es la tarea más reponsable que se la asigna a un docente, se requieren estrategias que generen confianza tanto en el que enseña como en el que aprende. Esa confianza garantiza que el paso siguente será más productivo.
La tarea de un buen educador, debe estar acompañada de un buen proceso investigativo de su propia labor en los espacios de formación que desarrolla con sus educandos; esto le permitirá hacer conciencia permanente de lo que hace y por tanto identificar que le da resultado. Esos aspectos identificados como fortalezas los debe valorar como sus propias estrategias que luego le permitirán ser un experto en la labor educativa si las perfecciona. Su labor ya no será un ir y venir de rutinas sin sentido o lo que es peor hacer cosas porque si.